sábado, 8 de septiembre de 2012

Guión bajo    

                                                          Mariángel Gasca Posadas             
        1

Niega su soledad el ilusionista

                    y  con sus manos
enlutada_ mente desarticuladas  
    incendia  la memoria cuando escribe.

 Antiguos caminos recorridos             

  visiones contenidas de hace siglos
              atávicas costumbres
            testifican sucesivas muertes.

¿Qué culpa tiene el justiciero
de haber nacido tatuado con el signo de la espada?

 Y decretar   abrazado a su caballo de madera:
-No quisiera ausentarme antes de tiempo-

Hace apenas un instante  salió de su boca y
                                          ¡Oh, Walkirias!
 Una orden surgida del Océano Cósmico  
ordena todo y vuelve polvo sus viejos karmas.

                                Nada reflejan ya sus ojos 
                                                         Nada ya.
                             Lo abandonan mar adentro.


2

No quiero perderme de su cielo
 a pleno sol cuando sonríe
de su canto en estado de gracia
que toca mi pecho
con la yema de sus dedos
Ah poeta
un Claro de luna clama su regreso
a este mi país que amo y sufro 
enjaulada por la pobreza
sin embargo le sueño desde esa jaula
 abro de nuevo el corazón mialma
 y escucho la voz inmorible, innacible
del Ser, en el silencio  conquistado

Mariángel Gasca Posadas
Del libro Poemas para suspirar un siglo, Memoria del I Encuentro Latinoamericano de Poesía, Colección Bicentenario-Centenario, IVEC-CONACULTA, México, 2010

viernes, 7 de septiembre de 2012

Premio al Fomento de la Lectura

Veracruz Lee, 2012
Con el propósito de conocer y reconocer las experiencias
de quienes promueven la lectura en Veracruz,
y como parte de su
Programa Estatal de Fomento a la

El Instituto de la Policía Auxiliar
y Protección Patrimonial
(IPAX)

-50 Años de Historia-


CONVOCA:


A los promotores de lectura en todo espacio cultural de Veracruz, de cualquier institución educativa o cultural, pública y/o privada; (profesores, bibliotecarios, y promotores independientes); a las organizaciones y fundaciones de la sociedad civil, a participar en el Premio al Fomento de la Lectura: Veracruz Lee 2012.


PREMIO: $15,000.00 Y DIPLOMA


Los trabajos deberán ser enviados vía correo postal o podrán ser entregados personalmente a partir del 15 de Agosto, y hasta el 15 de Noviembre de 2012.
Premio al Fomento de la Lectura: Veracruz Lee 2012 IPAX (Biblioteca Central "Leonardo Pasquel", número 8935
Xalapeños Ilustres número 69
Col. Centro Histórico
Xalapa, Veracruz
Código postal 91000
CONSULTA LAS BASES EN: www.ipax.gob.mx

jueves, 6 de septiembre de 2012

León Felipe

¡El salmo es mío!

  Y la España que se llevó la canción, se llevó el salmo también.
Jamás oí en las catedrales españolas un salmo afilado que se pudiese clavar en el cielo, en la tierra o en la carne del hombre.
Y siempre me preguntaba al entrar en las iglesias: ¿dónde estará el salmo? ¿dónde le habrán escondido los canónigos?
Durante el expolio de la última guerra española, lo encontré. Lo habían guardado los sacristanes en una vitrina y allí lo retenían como un idolillo inútil ya y sin sentido, para que lo contemplasen la erudición eclesiástica, los poetas pedantes y los turistas.
Me lo llevé. Entonces me lo llevé. Al final ya de la contienda, allá por los últimos días del año 1938, cuando los 'rojos' se habían ya incautado de las iglesias y de los ornamentos sagrados (de los utensilios y los cubiletes de los malabaristas y de los mercaderes del templo), y me llevé el salmo.
Denunciadme al Sumo Pontífice, dadle mis señas, mostradle mi cédula (este libro es mi cédula).
Decidle que es que va aullando en la ráfaga negra del Viento, por todos los caminos de la Tierra... es el salmo. Y que no me lo llevo, que me lo llevo en mi garganta, que es la garganta rota y desesperada del hombre a quien él ha dejado sin altar y sin tabernáculo.
No me lo robo. Me lo llevo... ¡lo rescato! El salmo es mío... ¡del poeta! El salmo es una joya que les dimos en prenda los poetas a los sacerdotes.
¡Fue un préstamo!
Y ahora me lo llevo.
Cuando los arzobispos bendicen el puñal y la pólvora y pactan con el sapo iscariote y ladrón... ¿para qué quieren el salmo?
El poeta lo rescata... se lo lleva, porque el salmo es del poeta... ¡Mío!... ¡El salmo es mío!



Sé todos los cuentos

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

                                                           León Felipe


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Constantino P. Kavafis



CUANTO PUEDAS

Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.
No la envilezcas llevándola,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña



IDUS DE MARZO


Las grandezas teme, oh alma.
Y si vencer tus ambiciones
no puedes, con cautela y reservas
síguelas. Y cuanto más adelante vayas,
sé más observador, más cuidadoso.


Y cuando a tu apogeo llegues, César ya;
cuando tomes figura de hombre famoso,
entonces cuida especialmente al salir a la calle,
dominador insigne de séquito acompañado,
si acierta a acercarse, desde la multitud
algún Artemidoro, que lleva una carta,
y dice apresurado "Lee esto inmediatamente,
son cosas importantes que te interesan",
no dejes de detenerte; no dejes de postergar
cualquier conversación o tarea; no dejes de apartar
a las variadas personas que te saludan y se prosternan ante ti
(las puedes ver más tarde); que espere incluso
el Senado mismo, y conoce al instante
los graves escritos de Artemidoro.



NO COMPRENDISTE

De nuestras creencias religiosas el
necio Julián dijo: "Leí, comprendí,
condené". Como si nos hubiera anonadado
con su "condené", el muy ridículo.
Tales ocurrencias sin embargo no van con nosotros
los Cristianos. "Leíste, pero no comprendiste; pues si hubieras
comprendido,
no habrías condenado" respondimos de inmediato.



ESPERANDO A LOS BARBAROS

-¿Qué esperamos munidos en el ágora?

   Es que los bárbaros van a llegar hoy día.

-¿Por qué en el Senado tal inactividad?
¿Por qué los Senadores están sin legislar?

    Porque los bárbaros llegarán hoy día.
    ¿Qué leyes van a hacer ya los Senadores?
    Los bárbaros cuando lleguen legislarán.

– ¿Por qué nuestro emperador se levantó tan de mañana, y está sentado en la puerta mayor de la ciudad sobre el trono, solemne, portando la corona?

       Porque los bárbaros llegarán hoy día.
       Y el emperador espera recibir
       a su jefe. Y más aún ha preparado
       un pergamino para dárselo. Allí
       le escribió muchos títulos y nombres.

-¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores salieron
hoy con sus togas púrpuras, bordadas;
por qué se pusieron brazaletes con tantos amatistas,
y anillos con magnificas, brillantes esmeraldas;
por qué toman hoy día valiosísimos bastones
en plata y oro espléndidamente labrados?

     Porque los bárbaros llegarán hoy día
     y tales cosas deslumbran a los bárbaros.

-¿Por qué tampoco los valiosos oradores no acuden como siempre
a pronunciar sus discursos, a decir sus cosas?

     Porque los bárbaros llegarán hoy día;
     y los aburren las elocuencias y las arengas.

-¿Por qué comenzó de improviso esta inquietud
y confusión? (Los rostros qué serios que se han puesto.)
¿Por qué rápidamente se vacían las calles y las plazas
y todos regresan a sus casas pensativos?

     Porque anocheció y los bárbaros no llegaron.
     Y unos vinieron desde las fronteras
     y dijeron que bárbaros ya no existen.

Y ahora qué será de nosotros sin bárbaros.
Los hombres esos eran una cierta solución.



MURALLAS

Sin consideración, sin piedad, sin recato
grandes y altas murallas en torno mío construyeron.

Y ahora estoy aquí y me desespero.
Otra cosa no pienso: mi espíritu devora este destino;

porque afuera muchas cosas tenía yo que hacer.
Ah cuando los muros construían cómo no estuve atento.

Pero nunca escuché ruido ni rumor de constructores.
Imperceptiblemente fuera del mundo me encerraron.



MAR DE LA MAÑANA

Aquí que me detenga. Que también yo contemple un poco la
naturaleza.
Azul esplendoroso de un mar de la mañana
y de un cielo sin nubes, y una ribera amarilla: todo
hermosamente y con plenitud iluminado.

Aquí que me detenga. Y que me engañe como que veo esto
(lo vi en verdad un instante cuando recién me detuve);
y no también aquí mis fantasías,
mis recuerdos, las visiones de la voluptuosidad.



Constantino P. Kavafis
Cien poemas
Traducción del griego al castellano: Miguel Castillo Didier (chileno).


El poeta griego Constantino P. Kavafis nació, vivió y murió en
Alejandría, Egipto. Falleció el mismo día en que cumplía 70 años, el
29 de abril de 1933, en el hospital griego de su ciudad. Mientras
estuvo vivo publicaba sus poemas sueltos, en hojas casi
clandestinas. Su grandeza poética fue reconocida posteriormente a su muerte.

sábado, 1 de septiembre de 2012

        CATULO (Cayo Valerio)
I

¿A quién regalo mi ingenioso librito recién aparecido, pulido hace nada con la árida piedra pómez? A ti, Cornelio; pues tú solías considerar que de algún valor eran mis naderías, ya entonces, cuando te atreviste tú el único de los ítalos a desarrollar la historia toda en tres tomos sabios, ¡por Júpiter!, y trabajosos.

Por eso, acepta cualquier cosa que esto de librillo sea y lo que valga, que, ¡oh doncella protectora!, ojalá permanezca sin menoscabo más de un siglo.

IV

Esa barca que veis, huéspedes, presume de que fue la más rápida de las naves y de que el empuje de ningún navío sobre las ondas pudo dejarla atrás, bien se tratara de volar a remo o a vela. Y dice que esto no lo niegan la costa del amenazador Adriático o las islas Cícladas ni la famosa Rodas ni la espantosa Propóntide Tracia o el terrible golfo del Ponto, donde ésta, luego barca, fue antes melenudo bosque: pues, en la cumbre del Citoro a menudo silbó con su habladora cabellera.

Amastris del Ponto y Citoro que produces bojes, para ti esto fue y es conocidísimo -presume la barca-. Desde su más lejano origen dice que se asentó en tu cumbre, que empapó sus remos en tu superficie y de allí avanzó como dueña por tantas inmoderadas corrientes, ya el viento la empujara por izquierda o derecha, ya Júpiter hubiera soplado favorable sobre ambas escotas; y que, en su interés, no se hicieron votos a los dioses de la costa cuando volvía hace nada del mar a este cristalino lago.

Pero estas cosas ocurrieron antes; ahora, en oculta quietud, descansa vieja y se consagra a ti, gemelo Cástor, y al gemelo de Cástor.


XL

¿Qué mala idea, pobrecito Rávido, te lleva de cabeza contra mis yambos? ¿Qué dios no bien invocado por ti te lanza a provocar una discordia insensata? ¿Acaso para andar tú de boca en boca? ¿Qué quieres? ¿Deseas que te conozcan a toda costa? Lo serás, puesto que has pretendido querer a mis amores a pesar de un largo castigo.

XLII

Acercaos, endecasílabos, todos cuantos hay por todas partes, todos cuantos hay. Una desvergonzada adúltera me toma a broma y dice que no me devolverá nuestras tablillas, creyéndose que podéis aguantarlo. Vamos a perseguirla y a pedírselas con insistencia.

¿Preguntáis quién es? La que veis andar indecentemente, la que, como una actriz de mimos, con desfachatez se ríe, con una boca de cachorro galo.

Rodeadla y pedidle con insistencia: "Corrompida adúltera, devuélvenos los escritos. Devuélvenos los escritos, corrompida adúltera." ¿Qué te importa un bledo? ¡Ay, fango, lupanar, o algo más corrompido si puede haberlo! Pero no hay que confiar en que esto baste. Si no puede ser de otra manera, saquémosle los colores en su férrea cara de perro. Gritad a coro otra vez con voz más alta: "Corrompida adúltera, devuélvenos los escritos.
Devuélvenos los escritos, corrompida adúltera."

Pero, no hacemos ni un progreso, sigue como si tal cosa. Tenemos que cambiar el método y la forma, a ver si podéis progresar un poco: "Virtuosa y honrada, devuélvenos los escritos."

XXX

Olvidadizo Alfeno  y falso con tus compañeros queridísimos, ¿ya no te compadeces nada, insensible, de tu dulce amiguito? ¿Ya no dudas en abandonarme, en traicionarme, desleal?

Los actos perversos de los hombres mentirosos no gustan a los habitantes del cielo; y eso tú lo desprecias, y, ¡desdichado de mí!, me abandonas en medio de mis desgracias. ¡Ay! ¿Qué pueden hacer -dime- los hombres, o a quién pueden tenerle ley?

Y tú, injusto, bien que me exigías entregarte mi alma, arrastrándome a quererte, como si para mí todo estuviera asegurado. Ahora, de la misma manera, te retraes y dejas que todas tus palabras y tus actos se los lleven vanos los vientos y las nubes arrastradas por el aire. Si tú te has olvidado, en cambio, los dioses se acuerdan; se acuerda la Lealtad, que hará que de tu acto te arrepientas un día.

LX

¿Acaso una leona de los montes de Libia, o Escila, que ladra desde la parte más baja de sus ingles, te parió con tan dura y abominable alma como para que despreciaras los gritos de un suplicante en esta recentísima desgracia, ay, tú, de corazón demasiado cruel?

LXXIII

Deja de querer merecer nada de nadie o de creer que alguien puede resultar leal. Todo es ingratitud, nada aprovecha haber obrado buenamente; es más: incluso hastía y perjudica más. Así me pasa a mí, a quien nadie atormenta más dura y amargamente que el que hasta hace poco me tuvo como solo y único amigo.

LXXXV

Odio y amo. Por qué hago eso acaso preguntas.
 No sé, pero siento que ocurre y me atormento.


CXVI

A pesar de buscar una y otra vez para ti, con empeñado ánimo de cazador,
versos que poder enviarte del Batíada, con los que te ablandaras conmigo y no trataras de lanzar contra mi cabeza constantemente dardos hostiles, ahora veo que me tomé ese trabajo en vano, Gelio, y que desde ese momento no han servido mis ruegos. Por contra, evito esos dardos tuyos con el manto, pero tú, atravesado por los míos, llevarás tu castigo.




                           VIII

Desdichado Catulo, ¡que dejes de hacer tonterías
y lo que ves que se ha destruido lo consideres perdido!
Brillaron un día para ti radiantes los soles, cuando
acudías una y otra vez a donde tu niña te llevaba,
querida por mí cuanto no lo será ninguna.
Y allí tenían lugar entonces aquellos múltiples juegos
que tú querías y tu niña no dejaba de querer.
Brillaron, es verdad, para ti radiantes los soles.
Ahora ya ella no quiere: tú, como nada puedes hacer,
tampoco quieras, y a la que huye no la persigas,
ni vivas desdichado, sino resiste con tenaz empeño,
manténte firme. ¡Adiós, niña! Ya Catulo está firme,
y no te buscará ni te hará ruegos en contra de tu voluntad.
Pero tú te lamentarás cuando nadie te haga ruegos.
¡Criminal, ay de ti! ¿Qué vida te espera?
¿Quién se te acercará ahora? ¿A quién le parecerás bella?
¿A quién querrás ahora? ¿De quién se dirá que eres?
¿A quién besarás? ¿A quién morderás los labios?

Pero ¡tú, Catulo, resuelto, mantente firme!


Catulo
Catulli
Carmina
 traducción
Rosario González Galicia


2. Nonius Marcellus 134 M.
... de meo ligurrire libido est

2.
... es mi deseo saborear de lo mío